16 ene 2015

EL PROBLEMA LINGÜÍSTICO EN UCRANIA: FASCISMO vs. DEMOCRACIA

 



 Para comprender el fascismo que subyace en el nacionalismo ucraniano, no es tan necesario fijarse en aspectos más bien estéticos (como por ejemplo la simbología que utilizaban sus antecesores o que actualmente utilizan sus seguidores,etc.) como en otros factores que, analizados en profundidad, resultan mucho más concluyentes y esclarecedores. Me refiero aquí a la política lingüística adoptada por estos nacionalistas desde el mismo momento de la independencia de Ucrania, un factor decisivo en la actual conflicto que vive este país, ya que el idioma es mucho más que un vehículo de comunicación: es el alma o núcleo principal de la vida cultural de un pueblo.

 Uno de los rasgos definitorios del Fascismo es su renuncia a cualquier diálogo o comprensión. Concibiendo la autoridad suprema del Estado en sentido totalitario, no se le concede a las minorías ninguna oportunidad de reivindicar sus derechos, por muy razonables y legítimos que sean estos. Esta mentalidad explica que los nacionalistas ucranianos ya han protagonizado en su país dos golpes de Estado inconstitucionales, y pese a todo, sigan aferrándose a un victimismo que siempre justifican con la frase: "Los rusos son los culpables de todo". (Así como Hitler culpaba a los judíos de todos los males de Alemania mientras se saltaba a la torera todas las normas democráticas).   Pero vayamos por partes. La primera pregunta que deberíamos hacernos es si realmente existe un idioma ucraniano. No pocos son los intelectuales que exponen sus dudas sobre si este idioma es equiparable al ruso. Así, según el Lingüista Norteamericano Noam Chomsky, “La Lengua Ucraniana fue creada artificialmente en el Siglo XIX por los Polacos que utilizaron varios Dialectos “malorossis” con formas artificiales horrorosas imitando torpemente al Polaco, creando un monstruo lingüístico".

 De hecho, y por extraño que pueda parecer, la evolución de la lengua ucraniana aún hoy en día sigue su curso, por lo que resulta difícil para los académicos establecer una ortodoxia dentro de su volátil y cambiante gramática. Por tal razón, Olga Ivanova en su libro "Sociolingüística urbana: estudio de usos y actitudes lingüísticas en la ciudad de Kiev" (1), anotaba lo siguiente:

  "En el sistema de los agentes de la estandarización urgente de la lengua ucraniana aún falta un establecimiento que se encargue de la totalidad del proceso normativo del idioma. Por ello mismo el ucraniano sigue careciendo de una gramática normativa y de un diccionario de la lengua de referencia panucraniana. aunque es cierto que son numerosas las obras que lo codifican a todos los niveles estructurales." 

 Esta volatilidad de idioma ucraniano moderno explica por qué en la zona central del país se ha extendido el uso del "Surzhyk" (ver mapa de abajo regiones coloreadas de naranja), una mezcla macarrónica de reglas gramaticales ucranianas con léxico ruso, en el cual no hay un conjunto unificador de las características; el término se utiliza al "romper las normas, por la desobediencia o el desconocimiento de las normas de los lenguajes estándares de Ucrania y Rusia".




Por otro lado, muchos lingüísticas ni siquiera se ponen de acuerdo a la hora de catalogar cuál de las diversas varientes, dialéctos y jergas puede considerarse como propiamente "ucraniano". Por ejemplo, algunos de ellos consideran que el "Surzhyk" es el verdadero ucraniano, mientras que la lengua que se habla en la zona occidental no pasa de ser un mero dialecto del mismo (llamado "ucraniano occidental").




 Y es que por si fuera poco, debemos considerar que el ucraniano es un idioma muy fragmentado, con una gran cantidad de dialéctos, por lo que resulta casi imposible para los expertos, como ya hemos indicado más arriba, establecer una "ortodoxia gramatical del idioma ucraniano".




 Como más adelante veremos, todas estas características, que confieren una gran inestabilidad al único idioma oficial de Ucrania, serán un elemento crucial para explicar la desafección que los habitantes del sudeste rusófono mostrarán por la campaña de "ucrainización" emprendida por las autoridades ucranianas en los años noventa.

  Historia de la lengua ucraniana

(2) El nombre de esta lengua eslava deriva de "ukraina", es decir, 'zona fronteriza', el dominio de los cosacos lindando con los principados eslavos del norte y del oeste y de las hordas turcas al sur. La historia literaria de la lengua ucraniana, (ukraïns'ka mova), tiene su origen en otros países eslavos, principalmente Bulgaria y Macedonia, y fue el vehículo de difusión del cristianismo. Los antiguos textos ucranianos sólo tienen atisbos de lenguaje coloquial, el resto es común a todos los eslavos cristianizados de rito bizantino. Con la incorporación del país al Gran Ducado de Lituania (y parcialmente a Polonia) en el siglo XIV, se produce una evolución, sobre todo en las cancillerías, hacia una nueva lengua literaria que unificara a bielorrusos y ucranianos.

 Todos estos ingredientes (eslavo eclesiástico, ucraniano, bielorruso y polaco) participaron en diversas proporciones en la lengua literaria de los siglos XVI al XVIII. Pero a finales del XVIII y principios del XIX se produce una revolución: muchos de los componentes no nativos del lenguaje fueron eliminados y la lengua fue reestructurada sobre la base dialectal ucraniana.

 Una complicación añadida se produjo entre 1863-1905 cuando la mayoría de los ucranianos, que vivían bajo el Imperio Ruso, se enfrentaron con la prohibición de usar el ucraniano en la vida pública y, especialmente, en las escuelas (hasta 1917). Incluso el nombre ucraniano fue prohibido y reemplazado por otro que no tuviera connotaciones políticas como el término 'pequeño ruso'.

 Tras la revolución de 1917 el desarrollo del ucraniano tuvo sus altas y bajas, a veces de carácter drástico. Todas las causas anteriores han dejado su huella sobre la posición de la lengua y su uso.

 La larga división del territorio ucraniano entre varios Estados a lo largo de su historia, como Polonia, Rusia, Checoslovaquia, Rumania, Austria-Hungría, también ha dejado su huella en el desarrollo del lenguaje escrito y hablado.

  Situación lingüística de Ucrania  tras la era soviética

 El idioma ucraniano está actualmente emergiendo de un largo periodo de declive. Aunque hay casi cincuenta millones de ucranianos en todo el mundo, incluyendo 37,5 millones en Ucrania (77,8% de la población total), solo en Ucrania occidental el ucraniano es el idioma que prevalece. En Kiev se habla tanto ruso como ucraniano, un cambio notable desde el pasado reciente cuando la ciudad era principalmente rusoparlante. El cambio ha sido causado en gran medida por la influencia de la población rural y las migraciones desde las regiones occidentales de Ucrania, pero también por algunos nativos de Kiev que recurrían al idioma que hablan en casa y en la vida cotidiana. En el norte y centro de Ucrania, el ruso es la lengua de la población urbana, mientras que el ucraniano es mucho más común en las zonas rurales. En el sur y este de Ucrania, el ruso prevalece incluso en las áreas rurales, y en Crimea el ucraniano está casi ausente.

 Durante gran parte de la era soviética, el número de hablantes del ucraniano disminuía de generación en generación y para mediados de la década de 1980, el uso de la lengua ucraniana en la vida pública había disminuido significativamente. Tras la independencia, el gobierno de Ucrania comenzó una política de "ucranianización", para aumentar el uso del ucraniano, a la vez que disminuía la utilización del ruso, siendo prohibido o censurado en los medios de comunicación y en las películas cinematográficas. Esto significaba que los programas en ruso necesitaban un doblaje al ucraniano o subtítulos, excluyendo a las filmaciones realizadas en la era soviética.

  La arbitraria configuración de un Estado artifical

 Ahora bien, no sólo el idioma ucraniano es artificial. También la configuración territorial de su Estado tiene connotaciones un tanto peculiares. Obviamente, el hecho de que varios millones de personas sean rusófonas en un país en el que el ruso no es lengua oficial, no se debe a que éstos sean "invasores" u "ocupantes" (como pretende la retórica nacionalista ucraniana), sino que se trata de un fenómenos completamente lógico y natural si nos atenemos al desarrollo de los hechos históricos.

 En el período 1920-1922, Lenin decidió completar el territorio de la República Soviética de Ucrania añadiéndole diversas "gubérniyas": Kherson, Tauria, Ekaterinoslav y Kharkhiv. Estas zonas rusófonas vinculadas a Rusia desde tiempos ancestrales (que en su mayor parte se corresponden con la región que antes de 1917 se la conocía con el nombre de Nueva Rusia) fueron integradas en dicha República con el objetivo, según Lenin, de "contrarrestar las tendencias contrarrevolucionarias" que existían en la parte occidental y central de Ucrania. La serie de desaguisados culminaró en 1954, con la entrega a esta República Soviética de la también rusófona península de Crimea por parte de Krushchev.

 Es decir, cuando se creó el Estado independiente de Ucrania en 1991, lo hizo conservando la integridad territorial -construida, como hemos visto, de manera completamente artificial y arbitraria- heredada de la época soviética. Los datos no dejan margen a la duda. Diez años después de consumada la independencia, y tras denodados esfuerzos por eliminar el ruso en todas las regiones de Ucrania - proceso que más adelante explicaremos mejor- se realizó un censo en el que se constató que en los óblast de Dónetsk y Lugansk, entre un 69% y un 75% de sus habitantes seguían declarando que el ruso era su lengua materna, mientras que en Crimea esta cifra ascendía al 77%.


                                                     

Otra encuesta realizada en 2003 confirmó que, en dichas regiones, el uso primordial del idioma ruso en la vida cotidiana alcanzaba el 92´7%, mientras que en la zona sur, en la que se incluye Crimea, la cifra era del 84,5%.




  Ucrainización: un esfuerzo sin premio

 Y es que si estos nacionalistas hubiesen creído mínimamente en la Democracia- cosa que, como sabemos, dista mucho de ser cierta-, el mismo día de la Independencia habrían comprendido las raíces del problema de identidad consustancial a Ucrania. Habrían aceptado que era la hora de comenzar, sin revanchismos históricos, un nuevo proyecto común a largo plazo, ya que se trata de un país con dos almas, con dos culturas, y por tanto, con dos lenguas distintas: habrían propuesto ellos mismos un referéndum para federalizar el país y añadir el ruso como segunda lengua oficial. Sólo así se habría podido evitar la descomposición de una nación tan compleja y artificial como es Ucrania.

Así lo explica lúcidamente Boris kagarlitsky en su artículo "Un país que podría haber sido" (3):
 
"Cuando se dice que Ucrania fue construida a principios del siglo XX de una forma artificial, se puede objetar que lo mismo podría decirse de casi todas las naciones europeas, incluyendo los altamente exitosas.


  Los reyes de Francia, y luego la república, debieron empeñarse en ensamblar territorios y comunidades dispares en una sociedad unificada, que más tarde sirvió como modelo de identidad nacional para toda Europa. Bismarck tuvo que trabajar duro para lograr que hanoverianos, sajones y prusianos se reconocieron a sí mismos en primer lugar como alemanes.


  El problema, sin embargo, es que el "trabajo" de los gobernantes ucranianos en el último cuarto de siglo ha tenido precisamente en el sentido contrario. El problema no radica en la "naturaleza artificial" del Estado ucraniano, sino en su propia construcción, o más precisamente, en lo que los ideólogos y practicantes de la "independencia" hicieron con esa construcción.


  Los elementos en los que hoy en día Ucrania se "ensambla" (no sólo los elementos territoriales, sino también los económicos, sociales y culturales), se reunieron en el curso de la revolución rusa, y durante el proceso de construcción, defensa y desarrollo de la Unión Soviética. Al igual que en cualquier proceso de construcción, estos elementos, en el curso del desarrollo histórico, eran el "terreno potencial" en el que unos y otros encajaban en un todo unificado e integrado. También hubiesen podido girar en diferentes direcciones. Para el desarrollo del Estado, para seguir el camino de la integración nacional, eran necesarias políticas apropiadas.


  De palabra, también ese era el objetivo proclamado por los presidentes que luego se sucedieron en Kiev.


 Pero en la práctica, todas sus medidas sirvieron para promover exactamente el resultado opuesto. Tratando mecánicamente de implantar una "identidad ucraniana" que fue concebida artificialmente y que no responda a las necesidades reales de la mayoría de la población, en lo esencial les quitaron a la gente cualquier posibilidad de trabajar de forma independiente hacia una identidad colectiva común.


  Todo estado va a crear siempre sus propios mitos, desinfectando e idealizando la historia, pero estos mitos sólo funcionarán si no entran en absurda y flagrante contradicción con la lógica del desarrollo histórico real, ni con los hechos evidentes que se encuentran a la vista  y que recuerdan a la gente constantemente  su presencia.


  Esto significa por lo menos que el Estado ucraniano estaba obligado, aunque más no fuese por su propia conservación, no sólo a reconocer la herencia soviética sino también en descansar en ella y desarrollarla, ya que esta fue la herencia de la época misma durante la cual los ucranianos se reunieron dentro de sus fronteras modernas, y en su forma contemporánea. Hablando con propiedad, todos los estados post-coloniales que lograron realizarse, desde Canadá a la India, han actuado de esta manera. Pese a todas las críticas que podría merecer el Imperio Británico, estos estados se apoyan en las estructuras establecidas por este imperio, y en no  negar ese hecho. Están orgullosos del papel que ellos mismos cumplieron en la historia de ese imperio y argumentan que, sin ellos, la historia del imperio no habría sido posible. Esto se aplica en particular a la Unión Soviética, que por lo menos en relación con Ucrania no actuó como un imperio extranjero depredador. 


  No menos absurdo en Ucrania ha sido el intento de hacer del ucraniano el único idioma oficial. En la práctica, esto ha condenado al Estado al provincianismo y a la alienación de sus propias raíces culturales. Sería totalmente natural y eficaz declarar a ambos. ucraniano y ruso, como idiomas oficiales del Estado, y promover, junto con esto,  un auténtico federalismo como base para el intento de elección europea por parte de Ucrania. Esto  podría aportar el contrapeso a una Rusia centralista y uniforme. Pero las elites de Kiev han actuado de una manera exactamente opuesta.


  El problema no es que el idioma ruso sea objeto de una especial represión en Ucrania. A nadie se le prohíbe hablar o escribir en ruso, y los intentos de imponer la ucranianización de la educación se han esfumado una y otra vez. Ucrania necesita el ruso no simplemente como el lenguaje que la población habla y seguirá hablando en casi todas las grandes ciudades, sino también como un poderoso instrumento para la construcción del Estado. Rechazando al ruso como ese instrumento se caería automáticamente en que el sistema estatal retrocedería un siglo o más."  

 Y es que este extremismo nacionalista, el cual ha contado y sigue contando con el respaldo de occidente (resulta bochornoso cómo nuestros periodistas y políticos lo consideran, merced a puros intereses geopolíticos, como "el bando pro-democrático de Ucrania"), y en el que se aprecia una intransigencia total frente a los derechos de las minorías rusófonas y un radicalismo que raya en lo grotesco (y que bien podríamos equiparar con el fascismo más recalcitrante), es muy anterior a lo que pensamos.

 En realidad, debemos remontarnos a la década de los 90, en la que las nuevas autoridades ucranianas, bajo la excusa de la supuesta represión que ejerció el anterior gobierno soviético contra los nacionalistas, decidieron tomarse la revancha y romper drásticamente con todo lo ruso (más bien soviético) e intentar que se abandonara el ruso prácticamente en todos los ámbitos sociales: se trataba de un verdadero plan de aniquilación de la lengua rusa... pero su objetivo sólo fue conseguido en parte. El escritor, traductor y periodista Alexander Butsenko reflexionó en las causas de semejante fracaso:

"El entusiasmo nacional logró su apogeo cuando Ucrania, después del "putch" de agosto de 1991 en Moscú, declaró su independencia estatal, eligió su presidente, el Parlamento formó el Ejército nacional y las instituciones estatales. Las grandes ciudades industriales de Ucrania oriental, rusificadas y internacionalizadas durante el último siglo, empezaron a hablar ucraniano y a aprender ucraniano. El ucraniano se convirtió en el idioma de comercio, de las pequeñas y grandes empresas, de la burocracia... Parecía que faltaban unos dos o tres años para convertirse en una Ucrania de sueño, en un Estado floreciente y rico. Parecía que desde entonces el idioma ucraniano y la cultura nacional irían a desarrollarse impetuosamente. Parecía..., pero duró muy poco. El entusiasmo nacional disminuyó, el uso del ucraniano se estrechó, y al revés, el del ruso se amplió, hasta que penetró, gracias al comercio, en los medios de comunicación y en Ia moda (o modus vivendi) de los nuevos ricos en las ciudades tradicionalmente ucranianas, las ciudades de Ucrania occidental. ¿Qué es esto? ¿Un retraso temporal? ¿Una parada? ¿Un fracaso nacional? ¿O, por fin, un proceso natural?   (...) 


La falta de cualquier contradicción entre estos tres conceptos pudiera ser solamente en el mundo ideal. No hay ningún Estado constituido por un pueblo homogéneo, no hay ninguna población de un Estado que use un único idioma. Pero, de otro lado, cada estado tiene una ley constitucional sobre el idioma (o idiomas) estatal, y las reglas normativas de este idioma.  


Al obtener la independencia, todo el mundo en Ucrania, de una u otra manera, quería ser ucraniano para contrapesar el viejo mundo soviético y el idioma oficial hasta entonces, el ruso. Todo el que vive en Ucrania (por lo menos, desde unos cuantos años) comprende el ucraniano y sabe leer en ucraniano, pero (especialmente en las regiones orientales) casi no lo habla o lo habla con muchos errores. De repente, todos trataron de hablar ucraniano. El idioma que se formó hasta aquel momento en lo que ellos aprendían en la escuela, el que usaban en la prensa y en la literatura. Este idioma sufrió diferentes reformas: Ia primera en los años treinta, luego en 1947 y más tarde en los años sesenta. Las últimas reformas, adoptadas por una ley espectal del Gobierno, simplificaron el idioma (usando la experiencia rusa), lo modernizaron y quitaron algunos elementos (letras, sonidos, flexiones, etc.) típicamente ucranianos. El idioma de principios de siglo, de los años treinta (particularmente de Ucrania occidental, de Galicia de Ucrania) se conservó en el extranjero, en el ambiente de la diáspora ucraniana. Entonces, al triunfar el Estado independiente, pensando que su «misión estaba cumplida» la diáspora quiso devolver al idioma ucraniano todas las pérdidas y restaurar el viejo idioma, no rusificado. Durante los tres últimos años aparecieron tres ediciones de las reglas de ortografia ucraniana, cada vez con cambios contradictorios. Pero hasta este momento estos cambios no fueron formulados como una ley constitucional, mientras que la Ley del año 1961 fue anulada, aunque no oficialmente. De esta manera, la mayoría de la población sintió de repente que estaba analfabeta. La lengua de la prensa, la radio, la televisión, las obras literarias, la publicidad, de los empresarios, de los políticos, etc., no sólo se diferencia, sino que en muchos casos está llena de errores elementales, y su justificación es muy simple: el caos lingüístico. Al fin y al cabo, muchos de los que se inspiraron por la llegada de la independencia y se dirigieron al idioma ucraniano volvieron al terreno más estable del idioma ruso."

 
Virando hacia la catástrofe

 Esta situación cambió cuando quien detentaba el poder en Kiev era el Partido de las Regiones de Yanúkovich, al que se le acusa de "pro- ruso", aunque como su nombre indica, su política se basaba en conceder más derechos y libertades a las regiones del sudeste. Así, en 2012, se reconoció al idioma ruso como lengua regional en Ucrania. Por supuesto, no era suficiente (pues el idioma ucraniano seguía siendo el único idioma oficial de Ucrania a nivel estatal, y ninguno de sus privilegios se había visto recortado) pero se trataba al menos de un primer paso hacia la reconciliación. ¿Cuál fue la reacción de los nacionalistas ucranianos entonces? Como esta ley era válida para todas las regiones, y en las zonas central y occidental el porcentaje de rusófonos no superaba el 10%, esto provocó extendidas protestas en varias regiones, e incluso algunos órganos oficiales como el óblast de Lviv se declararon abiertamente en contra de la nueva norma. Tan es así, que como consecuencia de la aprobación de esta ley, el vicepresidente de la Rada, del partido de Yulia Timoshenko, se vio obligado a dimitir de su cargo. Además, el 4 de julio, siete diputados nacionalistas de la Rada comenzaron una huelga de hambre, mientras que otros miembros de la oposición llegaron a la "Casa de Ucrania" (centro de las relaciones internacionales en Kiev) con manifestaciones que protestaban contra la Ley del Idioma Regional. Y es que según el punto de vista de los nacionalistas, si dicha ley entraba en vigor, Ucrania "caería en riesgo de perder su identidad nacional y rompería con sus orígenes."

 Este pulso alcanzó su punto álgido el pasado 23 de febrero, esto es, pocas horas después de que se consumara el Golpe de Estado conocido como "Euromaidán". La nueva Rada, literalmente tomada por los nacionalistas, decidió derogar la Ley Regional de Lenguas que tanto trabajo había costado aprobar a quienes defendían los derechos de las minorías rusófonas. Pese a que después Turchínov, por entonces nombrado nuevo presidente en funciones de la Rada, se negó a ratificar la derogación de dicha Ley, semejante intentona hizo comprender a los habitantes de las zonas rusófonas que la gente que se acababa de instalar ilegalmente en el poder en Kiev estaba dispuesta a todo.  Aquí es cuando comienzas las sublevaciones en Crimea y, posteriormente, en la cuenca del Dónetsk (27 de febrero).

Además, hay que hacer notar que la situación ideológica entre ambos bandos, si ya antes era tensa, ahora se ha radicalizado mucho más, como explica en declaraciones a RTVE Javier Morales (4), profesor de la Relaciones Internacionales en la Universidad Europea de Madrid (UEM): "Los grandes partidos (los de Yatseniuk y Poroshenko, principalmente) han incorporado a su discurso elementos que antes eran del nacionalismo más radical y que ahora se han vuelto normales", explica el profesor de la UEM. "Saben que su rival ahora ya no es el Partido de las Regiones (la formación de Yanukóvich) sino los partidos de extrema derecha, por lo que han radicalizado sus mensajes", añade. Así que parece poco probable que el nuevo gobierno del tándem Yatseniuk-Poroshenko esté dispuesto a realizar algún cambio positivo con respecto a la actual situación del estatus del idioma ruso en Ucrania.

 Por supuesto, también podríamos habernos fijado en otros aspectos del nacionalismo ucraniano como el culto que se profesa al genocida y colaboracionista nazi Stepan Bandera (ya se sabe que, en gran medida, el fascismo se nutre del culto a la personalidad, aunque en este caso se trate de alguien fallecido que ha pasado a la posteridad como un mártir dentro de la nueva mitología inventada por los nacionalistas). Pero aquí se trataba más bien de analizar el relevante papel que ha  jugado la política lingüística en este lamentable conflicto.

Para más información:

 1: https://books.google.es/books?id=MRt-Iv4Fl2AC&pg=PA283&lpg=PA283&dq=gram%C3%A1tica+ucraniana%22&source=bl&ots=ljAOoRLKer&sig=eADChjuJ1t0tmYQNf5bCBd7_zQE&hl=es&sa=X&ei=RrQWVeL9L8GsUqq6g4AC&ved=0CFUQ6AEwBw#v=onepage&q&f=false

2: http://es.wikipedia.org/wiki/Idioma_ruso_en_Ucrania

3: http://www.surda.se/ArticulosEnPortada/Ucrania%20Un%20pa%C3%ADs%20que%20podr%C3%ADa%20haber%20sido.htm 4: http://www.rtve.es/noticias/20141028/desafeccion-politica-ultranacionalismo-amenazan-estabilidad-del-parlamento-ucraniano/1037400.shtml

4: http://www.rtve.es/noticias/20141028/desafeccion-politica-ultranacionalismo-amenazan-estabilidad-del-parlamento-ucraniano/1037400.shtml



5: http://www.elimparcial.es/noticia/107387/opinion/La-lengua-rusa-frente-a-la-ucraniana-.html